España cuenta con una cifra récord de trabajadores a sueldo de las administraciones públicas. Ocurrió en 2008 y ha vuelto a ocurrir ahora, tras desencadenarse la crisis del coronavirus. Y todo ello tras años en los que se ha disparado la cifra de interinos.
Según la Encuesta de Población Activa (EPA), cuando más empleados públicos hubo en nuestro país fue a finales de 2011, cuando se llegó a los 3,3 millones de asalariados; ahora, el sector público tiene 3,25 millones de trabajadores, pero con una sustancial diferencia respecto a 2011: ahora hay muchos más interinos y menos funcionarios de carrera.
La Administración española ha batido todos sus récords de interinos: alrededor de 900.000, según las tres últimas EPA. La del primer trimestre del año situaba la cifra de interinos en 892.800, tras una escalada que se viene produciendo desde hace años, de forma sostenida. En el primer trimestre de 2013 había 559.700 interinos en el sector público español, dos años después ya eran 622.500, en el primer trimestre de 2017 se había subido hasta los 686.100, a principios de 2019 la cifra alcanzó los 862.800, y en este último año las administraciones españolas han engordado con otros 30.000 interinos. En total, en siete años, 333.000 más.
Se trata de plazas que la Administración ocupa con contratados temporales, en vez de cubrirlas empleados públicos de carrera que han obtenido un puesto en propiedad tras el correspondiente proceso selectivo. La normativa establece que los puestos cubiertos por interinos deben ser una circunstancia excepcional y pasajera. Entre otras cosas, para asegurar que el empleo público se dota con personal de carrera, por oposición, garantizando los principios de igualdad, mérito y capacidad en el acceso a la Administración.
Los gobiernos autonómicos son líderes en la materia. Entre otras cosas, porque las administraciones regionales son, con mucha diferencia, las que concentran la mayor parte del empleo público en España.